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Rashbi / El duodécimo precepto

El duodécimo precepto

245) El duodécimo precepto es para traer el primer fruto del árbol, como está escrito, “Todo árbol que lleva fruto de semilla”. Todo lo que Me corresponde a ustedes les está prohibido comer. Él les permitió y les dio todo Su diezmo y el primer fruto del árbol como está escrito, “A ustedes se los doy”, a ustedes y no a las generaciones posteriores.

Esto se relaciona con el verso con el cual Él da fin a la undécima Mitzvá (precepto), en donde está escrito, “Así todo el diezmo de la tierra, de las semillas de la tierra y de los frutos del árbol son del Señor”. Él dice que aquí escribe, “Todo árbol que lleva fruto de semilla. Así como allí es el primer árbol que da fruto, igual aquí es el árbol que da fruto. Y Él dice, “Todo lo que Me corresponde a ustedes les está prohibido comer”, es decir no tan sólo específicamente el diezmo, sino también el primer fruto, como el verso, “… y de los frutos del árbol, son del Señor”. “Del Señor”, quiere decir todo lo que Me corresponde, incluyendo el primer fruto del árbol.

Por lo tanto, este verso también, “Y todo árbol que lleva fruto de semilla”, se refiere al primer fruto. Es debido a esto que se dijo que Él se los permitió a ellos y les entregó a ellos todo Su diezmo y el primer fruto de los árboles, pues la escritura se establece conexión sólo con el diezmo y el primer fruto.

No se asombren con las palabras, “Y de los frutos del árbol, son del Señor”, que se dicen sobre la undécima Mitzvá y no en esta Mitzvá. En verdad, El Zohar los mezcla correctamente al principio de la undécima Mitzvá, pues dice, “Hay dos Mitzvot aquí”. El impresor, sin embargo, las dividió en dos. Resulta que las cortó por la mitad y dejó el verso sobre el primer fruto en la undécima Mitzvá.

Una precisión más: El texto tiene relación con el diezmo y el primer fruto debido a las palabras, “A ustedes se los doy”, es decir, a ustedes y no a las generaciones posteriores, esto es, solamente a ti doy para comer y no a las generaciones posteriores. Por lo tanto, no puede decirse que la escritura hable meramente de la cosecha de la tierra, que a nosotros también se nos ha permitido comer. Más bien habla sólo de la cosecha de la tierra que está prohibido comer, lo cual es necesariamente el diezmo y el primer fruto.